Estoy feliz. Estoy feliz de estar viva, soy feliz al despertarme por la mañana, porque me despierto, abro los ojos y soy feliz porque tengo a mis hijas a las que puedo besar y abrazar antes de ir al cole, soy feliz porque me encuentro bien y desayuno que da gusto, soy feliz porque me voy a pasear y me encanta, soy feliz porque el amor de mi vida está siempre a mi lado y lo puedo disfrutar, soy feliz durante todo el día por cada detalle que disfruto en mi día a día. Ya sea bueno o malo. Disfruto de la vida y la saboreo al cien por cien.
Llevo varios días sin pensar en negativo, pienso la suerte que tengo de encontrarme bien. Pienso en lo que he pasado y me parece que fue hace tanto... que ya empieza a ser un pensamiento cada vez más lejano. Y me gusta. Es una sensación de tranquilidad, de estabilidad. Que me encanta.
Pero hoy, de pronto ocurre algo. Muere alguien como Pablo Raez que te remueve por dentro. Y lloro y pienso que menuda putada, era muy joven. Sólo tenía 20 añitos. Y entonces pienso en todas las personas que han fallecido por esta enfermedad, niños y adultos y es terrible. Me hace llorar y me sale una rabia por dentro que quiero que se convierta en lucha. Lucha porque las administraciones consigan más investigaciones. Que se consiga la cura.... !ojalá!
Y todo esto me hace sentir orgullosa, porque llegado a este punto de mi vida, sólo quiero vivir, y disfrutar con los míos. Me permito venirme abajo de vez en cuando, pero disfruto y vivo sin miedo. Sé que el cáncer puede aparecer de nuevo , o no. Y aunque a veces ese pensamiento me quite el sueño literalmente; otras veces ese mismo pensamiento me bloquea y sólo puedo dormir y dormir. Pero después me despierto y disfruto. Menuda locura, bendita locura que puedo VIVIR. Sólo eso ya es un regalo que no voy a desperdiciar.
No lo desperdicieis por favor. Por vosotros y por los que os quieren.